Na doutrina militar dos Estados Unidos, está ben definida a guerra híbrida ou guerra de cuarta xeración, tamén chamada guerra asimétrica.
Mencionouse por primeira vez en 1989 nos seus manuais, pero a definición precisa é mais recente e aparece nun documento interno das forzas especiais estadounidenses, de nome TC1801 e con data de novembro de 2010, filtrado no seu momento por wikileaks.
Por suposto esta modalidade de guerra, sen armas nin bombas (polo menos non as do propio exército dos EEUU) e sen un enfrontamento aberto, pero con consecuencias nefastas para o país atacado -vítimas civís e “danos colaterais”- utilizouse moito antes de ser nomeada en ningún manual: sen ir mais lonxe, contra o Chile de Allende.
O paso do tempo so ten perfeccionado e aumentado a sutileza da mesma sen restarlle un chisco de dureza e poder de destrución sobre o país atacado.
Guerra asimétrica nos medios de comunicación
Unha das armas deste tipo de guerra é a utilización dos medios de comunicación con diversos fins, tanto a nivel interno (desmoralización e desestabilización, entre outros) como a nivel internacional, para tratar de converter ao Estado atacado nun paria ante a opinión internacional, mostralo como un Estado falido e ao seu Goberno coma un mal absoluto para, deste xeito, xustificar calquera tipo de ataque (dende bloqueos económicos evidentes ou ocultos até invasións militares convencionais).
Con este obxectivo, os organismos de intelixencia dos Estados Unidos, destinan cada ano centos de millóns de dólares en todo o mundo para faceren propaganda sen que se note que é tal cousa. Isto explica unha parte das liñas editoriais da meirande parte dos medios aos que temos acceso nos países occidentais.
Pero, obviamente, nesta guerra non todos os xornalistas son “mercenarios” pagados pola CIA.
Intereses económicos dos medios de comunicación
O comentado anteriormente explica só unha parte da grande uniformidade dos contidos nos grandes medios de comunicación a nivel mundial. Ademais de todo o anterior, teñen probablemente mais peso os intereses económicos dos donos dos medios, non os dos xornalistas.
O problema cos xornalistas é que, como dixo unha vez Noam Chomsky a un entrevistador da BBC: “Non teño dúbida de que cres en todo o que dis, e tamén de que escribes o que cres que é verdade, pero se non matinases como matinas, e tiveras a ideoloxía que tés, non terías este posto de traballo”.
Por exemplo, un caso claro e nidio da interferencia dos intereses comerciais nos medios de comunicación é a liña editorial do grupo PRISA con Venezuela. O seu xornal “El País” defínese como de esquerdas, pero é sen dúbida un dos xornais que teñen unha liña editorial mais belixerante contra Venezuela e o seu Goberno, coa agravante de que moitos dos seus lectores son persoas progresistas que nunca crerían as mesmas novas se apareceran noutros xornais españois como ABC ou La Razón.
Acontece que o grupo PRISA é, ademais de dono de moitos medios de comunicación como El País e o grupo de emisoras SER, tamén o dono da Editorial Santillana, unha das mais importantes, tanto en América Latina como no Estado Español, no eido dos libros educativos e didácticos. En Venezuela (a través de contratos adquiridos con Gobernos nalgúns casos probadamente corruptos) era tamén unha das editoriais mais importantes nos libros de texto das escolas e liceos até a chegada de Hugo Chávez . Coa chegada do presidente bolivariano ao país, decidiuse prescindir desta editorial na formación do currículo educativo venezolano.
O anterior é so un exemplo e unha das explicacións da fonda parcialidade deste grupo editorial co país suramericano. Esa parcialidade está moi ben demostrada no seguinte artigo do xornal mexicano La Jornada:
EL GRUPO PRISA Y LA DESINFORMACIÓN SOBRE VENEZUELA
Adictos a la mentira. Corresponsales a sueldo, sin escrúpulos, programados para crear un imaginario de caos, violencia y muerte en Venezuela, esa es la estrategia del Grupo Prisa. En el ámbito doméstico, mantiene la versión progresista. El consejo de administración nombra directora de El País a Soledad Gallego-Díaz, la cara amable de la socialdemocracia radical. Su relación con Pedro Sánchez y Podemos es fluida, así lima asperezas. Pero cuando se trata de informar sobre Venezuela, son periodistas expertos en manipular, dar noticias sesgadas y publicar material gráfico apócrifo. Hablan de crisis humanitaria y dan voz a quienes llaman al golpe de Estado. Bajo el título Venezuela enfrenta dos virus, el lunes 6 de abril y firmada por Leopoldo López, en tanto coordinador del Centro de Gobierno de Juan Guaidó, se publica una columna de opinión. Recuérdese que López fue juzgado por participar en el frustrado golpe de abril de 2002 y reincidir el 30 de abril de 2019, en su poder armas de grueso calibre y un plan para atacar el palacio presidencial. En titulares, sin enlaces para corroborar sus datos apunta: “no hay batas, gorros, guantes, mascarillas, provisiones de alcohol, jabón y demás artículos… no hay medicamentos, desinfectantes… el único recurso la voluntad de los trabajadores de la salud… sólo existen 84 respiradores en el sector público… menos de 7 por ciento dispone de agua potable constante, 18 por ciento no la recibe nunca… menos de 10 por ciento recibe servicio eléctrico constante y 6 por ciento tienen garantizado elementos para vivir… y menos de 1 por ciento tienen acceso al combustible…” En su columna, ninguna alusión a las acciones de sabotajes, estrangulamiento o sanciones de EU que condenan a la población venezolana.
El estos tiempos de guerra contra Venezuela, el Grupo Prisa, no se diferencia de ABC, La Razón, El Mundo o La Vanguardia. La columna de López es la excusa para hablar de Venezuela en sus redes. Único punto, apoyar la estrategia lanzada por Estados Unidos y reforzar la condición de narcotraficante de Nicolás Maduro. Presentado como mártir de la libertad, ninguna mención al hecho de haber sido Leopoldo López, según Rodríguez Zapatero, quien se opuso y evitó la firma de acuerdos entre oposición y gobierno en República Dominicana, pateando el tablero a última hora. Lo dicho, puede ser exagerado, pero analicemos las tripas del Grupo Prisa. Sus principales accionistas lo componen: el fondo de capital riesgo, Amber Capital (26.40 por ciento), HSBC (10. 01), Telefónica (9.54) Familia Polanco (8.49), Adar Capital (7.36), International Media Group, propiedad del jeque catarí Al Thani (7.22) GHO Networks (5.02) Banco de Santander (4.15) y Carlos Fernández González, Grupo Finaccess SAPI de CV con 4.02 por ciento. Siendo Joseph Oughourlian, de Amber, su cara visible, junto al sionista de Adar, Zev Marynberg. Amigos de Trump, controlan 65 por ciento de los votos indirectos en la junta de accionistas. Eso sí, el grupo acumula una deuda de 661.2 millones de euros.
Prisa es un conglomerado trasnacional de medios de comunicación, entre los cuales sobresalen Cadena Ser, El País, As, Cinco Días, Radio Olé y El Huffingthon Post en España; ADN Radio con 43 frecuencias en Chile, W Radio en México, Radio Caracol y W Radio en Colombia, su programa LOS40, que emite en 12 países latinoamericanos, o el grupo Santillana, editorial de textos educativos, presente en 14 países con 94 millones de libros vendidos y 32 millones de estudiantes. En Argentina controla 50 por ciento del papel prensa. Con canales de televisión y producción propia, el holding para América Latina tiene su sede en Miami, e imprime en México la edición internacional de El País. En su folleto Prisa Noticias se adjudica 126 millones de navegadores únicos, Prisa Radio 40 millones de navegadores únicos y 20 millones de oyentes y en Tv comercial, audiencia prime time de 26.7 por ciento. Organiza conferencias y actos para orientar inversiones. En ellos participan directivos de Telefónica, Banco de Santander, Sacryr, Asolux, Fenosa, Ferrovial, Iberdrola, ACS, BBVA, etcétera. Felipe González hace anfitrión a sueldo. En 2018 en Madrid, junto a González, el ex presidente de Colombia Juan Manuel Santos, patrocinando inversiones en Colombia y subrayando que su país es de los más rentables y seguros de la región. En ocasiones han participado los ex presidentes Lagos, Sanguinetti o Vargas Llosa.
El País y el Grupo Prisa dio amplia cobertura al artículo de Leopoldo López en sus noticieros. Excusa para intoxicar la información sobre Venezuela entre sus tertulianos. Abrió el debate a los informes de la DEA, haciendo hincapié en el supuesto cártel venezolano Sol y la recompensa de 15 millones de dólares por entregar al presidente Maduro a Washington. ¿Por qué ahora la columna de Leopoldo López? Prisa ha soslayado las peticiones de la ONU, la OMS y organizaciones de derechos humanos de levantar las sanciones, el bloqueo a Venezuela y Cuba en tiempos de pandemia.
La respuesta está en el artículo de Carlos Fazio publicado en La Jornada: “Lawfare y guerra asimetrica vs. Venezuela”, destapando la trama para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela. Hoy, agrego, se suma el Grupo Prisa. Habrá quienes recuerden la estrategia para invadir Irak centrada en la existencia de armas de destrucción masiva. Una falacia que justificó una guerra espuria. Nunca existieron, pero fue el argumento. Venezuela es la siguiente parada: un supuesto Estado narcoterrorista. El petróleo su objetivo.
Fonte: https://www.jornada.com.mx/